miércoles, 5 de mayo de 2010

Conociendo[le]

En la casa extraña de suelo de madera,siempre olía a café de vainilla...
Desde hacía unos meses había empezado a oler a canela y a pelo de gatito.
Y ahora...ahora empezaba a oler a especias.


-Qué raro es ese chico,Karma.¿Dónde le conociste?

-¿Conocerle?.Nunca le conocí...

Domino miraba estupefacta a su amiga,sin entender nada.
Kaleb había salido a "comprar algo",según él.
Ceniza daba vueltas en la colcha roja de Domino,ronroneando.
De repente la pequeña a rayas,miró hacia la ventana.

¡Pum!

Algo se había encaramado allí.Ceniza saltó hacia afuera.

-¿Pero qué demonios?-Gritó Domino intentando averiguar lo que ocurría.
Karma sólo sonrió.

Y allí estaba.Kaleb encaramado a la ventana,con una rosa entre los dientes y la gata en la cabeza.Karma se echó a reír como una niña.Domino no hacía más que mirarle con los ojos como platos.

-¿¡Cómo has hecho eso!?

-Prácticas prácticas...naturaleza propia,diría yo.¿Queréis que os enseñe un lugar que he descubierto?.

Las chicas asintieron.

En 10 minutos estaban cogiendo sus bicis y siguiendo al chico de melena azabache por las calles.Hasta llegar al campo.

-¿Dónde estamos?-Dijo Domino.

-Bueno,vosotras venid por aquí.

Le siguieron y de una manera extraña llegaron a una parcela,dejada,abandonada.Una casa victoriana resurgía entre la maleza,completamente dejada.Y un campo de amapolas resurgía en el prado que los rodeaba.

-¿Qué os parece?-Preguntó satisfecho.

-Es es....

-Es mágico.-Contestó Karma,relevando las palabras de su amiga.

-Pensé que podríamos comer aquí.-Entonces dejó su mochila en el suelo,y sacó algunos bocadillos,galletas,manzanas y té frío.Se sentó en el porche de la casa como si fuera suya de toda la vida,felizmente.Y les hizo un gesto para que tomasen asiento.

[...]

Después de aquella tarde entre risas y frases sin sentido,después de conocerse mejor,volvieron a casa.Domino se tiró en el sofá con Ceniza,jugando con ella,contándole bajito todo lo que había pasado,lo bonito que era aquello.

Kaleb estaba sentado en el radiador del salón,mirando por la ventana,apoyado en uno de sus codos canturreando.Atardecía.Y Karma no le quitaba ojo.El chico de los ojos como espejos,de facciones lobunas y cabello oscuro,el cual se le derramaba por los hombros y se perdía en su cintura...estaba allí,otra vez.Después de tanto.

Y se dirigió hacia él,pegando su cara a su hombro,desde atrás.


-Tenías razón,te echaba de menos,a tí y a todas tus amapolas.-Dijo,susurrándole al oído.


Y él sólo sonrió.

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