martes, 13 de octubre de 2009

La Pecera III

Un ruido gutural empezó a oírse desde la primera puerta a la izquierda, e inmediatamente inundó el desolado patio de una vida latente y angustiosa. Los peces miraron sin poder pestañear hacia allí, viendo como la tabla desconchada que en su tiempo fue puerta se iba abriendo. de la oscuridad salió un gato con el pelo casi anaranjado y los ojos dulces.

Los peces chillaron pues el Enemigo se les mostraba ahora en su avatar más terrible.
Corría hacia ellos con una sonrisa felina, y los peces cerraron los ojos, y sintieron el pelo suave frotar las escamas de sus piernas.

El gato volvió a sonreír. Era más pequeño de lo que recordaban. Mucho más pequeño

-Parece que la superficie cóncava de la pecera hacía que las cosas parecieran más grandes y horrorosas- dijo el segundo pez, escupió a la pobredumbre un trozo de cristal.

-Pues empecemos por esa puerta- dijo el primer pez. Después de esto no creo que nos aguarden cosas mucho peores.

Lo cierto es que cada vez entendían menos, pero eso en cierta manera les animaba. El primer pez creyó durante un segundo oír algo moverse de forma convulsa entre las pocas macetas de plantas raquíticas muertas de sol, y al girarse vio una sombra con forma humana que no supo identificar,correr agitadamente por entre la tierra sucia y meterse por una de las puertas. Un muro pareció tambalear. Un cuervo soñado se posó encima de una columna. Se escuchó a sus espaldas el inequívoco chasquido de una cámara de fotos. se empezó a sentir súbitamente asqueado en ese patio absurdo y se encaminó hacia la puerta para abrirla de golpe

El gato los había seguido y sonrió de asombro a lo que había dentro.

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